Si eres fan del expreso, elige el programa más corto y obtendrás un trago concentrado, ya que el resto del agua vendrá al entrar en contacto con el hielo. Y si te gusta más largo, apuesta por el expreso doble. Sí, sí, ahora viene lo que te interesa a ti. ¿Cuántos cubitos añadir? Los más sibaritas creen que con uno es suficiente. Eso sí, ¡mejor cuanto más grande! Así, se derretirá más lentamente. Otro truco es añadirlo algo después de haber hecho el café para que no esté muy caliente y se agüe rápidamente. Algo especialmente recomendable para los abonados al café con leche fría que, por si fuera poco, disfrutarán de un efecto visual muy chulo.  

Los ‘bartenders’, en esta ocasión, también recomiendan elaborar un café el doble de intenso para luego filtrarlo como siempre y verterlo, con posterioridad, sobre un buen cubito de Hielo Nilak congelado a frío lento. De esta guisa, la bebida liberará sus aromas en todo su esplendor.  

No se te había ocurrido, ¿verdad? Pues con este sistema enfriarás tu trago sin que quede aguado. Siéntete Tom Cruise en ‘Cocktail’, agítalo con desparpajo y recuerda que el resultado óptimo debe estar coronado por esa espumita que tanto nos gusta. Un último consejo, en cualquier caso, pasa por recurrir a un vaso corto helado y, acto seguido, remover los cubitos que quieras echarle hasta que suelten algo de líquido como se hace con los buenos cócteles. Pero, esta vez, pon el café recién hecho para que conserve toda su gama aromática.

 

Escoge una opción clásica como la denominación de origen de Colombia o la de Costa Rica, procesadas en húmedo. Otra posibilidad sería decantarte por granos de Kenia, Tanzania o Etiopía, es decir, los llamados cafés de altura. El motivo no es otro que su viva acidez que, no obstante, se manifiesta agradable en boca siendo muy adecuada para el verano. Y, como colofón, el tueste debe ser ligero para que el gusto brote más caramelizado. ¿A qué esperas para currarte tu cafelito con Hielo Nilak?